Ante la mirada fija de sus ejecutores dispuestos en fila frente a Él y después de haber oído la orden de abrir fuego, dejó el miedo que ocupó unos segundos de su tiempo y accionó su poder, todos los hombres armados cayeron tendidos inmediatamente con sangre cayendo por los ojos, boca y orejas. A veces se le olvidaba que no era de este planeta.
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