Frente a mí la audiencia agitada, llena de extasiados sentidos repletos de música, todos regocijados en las notas de mi agitado y orgulloso viejo violín, todas esas notas desprendidas de la fricción de las cuerdas. Termino mi concierto y abro los ojos, la realidad se presenta a mis ojos como un teatro vacío, estoy solo, solo con mi violín y mientras la música muere yo me siento más vivo que antes.
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