lunes, 12 de diciembre de 2011

ARMONÍAS




 Llegaban desde lejos con sus retumbos estentóreos llenos del bronce de campanas, del azul de cielo tormentoso y del agudo rechinido de los dientes de la tierra. Todo se hacía más audible sin necesidad de abrir la mente, las armonías se hacían paso entre los ojos, la boca y el tacto, no había nada más que llenara el ambiente, eran tan intensas las melodías; casi se podía caminar sobre ellas. De pronto el silencio, la nada, la mas absoluta oscuridad de sonidos, la calma sobre la calma, era un silencio que  dañaba los oídos, obstruía el normal funcionamiento de la mente; en ese momento nos dimos cuenta de que habíamos llegado, el camino había llegado a su comienzo y nosotros a nuestro destino. ¡Al fin!, Exclamé, ¡Al fin nos hemos dormido!

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