viernes, 2 de diciembre de 2011

PAISAJE


Un desierto en el pantano con un cielo de melaza ardiendo, ese era el paisaje ideal para los demonios de la pequeña Natalia, que en cuanto se dormía, ellos salían a hacer sus travesuras: hacer crecer de la nada narcisos en el agua y árboles en la arena; poner orquídeas en las ramas de los árboles, musgo en los troncos y ojos en las palmas de las manos, todo esto hasta que la pequeña despertaba y los demonios quedaban de nuevo encerrados, de ahí en adelante la que hacía las travesuras era Natalia, que cortaba orquídeas de las ramas, recogía narcisos del agua y dejaba tuerta alguna que otra extremidad.

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